16 de febrero de 2011

Abre tus alas a Dios

Tan pronto como pudiste enjugar
tu llanto con el pañuelo de Tomás,
pudiste creer que la esperanza
es lo último que se pierde.

Ahora puedes sonreír y decirle
adiós a tus lágrimas;
puedes alzar tus ojos al cielo azul
que te abre la puerta de una nueva oportunidad.

Te sientes feliz porque al fin
puedes abrir tus alas y levantar el vuelo
hacia el mundo, pregonando a viva voz
que tu libertad ya ha llegado.

Ten en cuenta que eres la creación
más perfecta de Dios,
la obra de arte que lo ha catapultado
en el espacio y el tiempo, más no eres indispensable
para Su existencia; aún así, Él te ama más que a nadie.

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