Muchas veces tropezaste y caíste,
mas con tus propias fuerzas te levantaste.
Nos hiciste ver a todos que la armonía de tu corazón,
como la luz del sol, puede arroparnos con su calor.
Te veo sentada, meditabunda, sonriente;
miras el mundo rezagada,
como queriendo escapar de la jaula en la que estás encerrada;
sin embargo, de tu ser sale un suspiro esperanzado, ilusionador.
Encontrarte ha sido lo mejor que me ha pasado,
ser tu amigo es superar lo imaginado,
quererte tanto es vivir ilusionado...
permanece junto a mí, no te partes de mi lado.
Me enseñaste muchas cosas en la vida:
que con el tiempo todo se olvida
y que el mundo sigue su curso como quiera.
Contigo aprendí que no es sufieciente un beso
para cantarle al amor, ni una caricia,
ni un te quiero para descubrir su candor.
Hoy me he dado cuenta que a tu lado es utópico
esperar que pase el tiempo,
que las noches sean oscuras
y que el aire se enrarezca.
Junto a ti es más fácil respirar,
más apacible el vivir,
más hermoso y bello el existir...
Junto a ti la vida es otra.
Cuando estoy contigo viajo por el tiempo,
experimento una gama de sentimientos
que revolotean por mi ser.
Mi corazón, henchido de tu amor,
palpita sin cesar, llenando de alegría
mi existencia y mi pensar.
A tu lado la vida es distinta y el aire más tenaz,
sólo existe la alegría, pues la tristeza es falaz.
Has cambiado el universo de mis sueños
con tan sólo una mirada, con un suspiro de tu alma
has hecho de la mía un oasis apacibe,
donde vienen a posarse los pajarillos de la paz.
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